miércoles, 5 de septiembre de 2012

CONTINUACIÓN

-   Jim Thomas, sal a mi presencia – decía gritando mientras disparaba varios tiros al aire- Si tienes agallas, sal a mi presencia.

Jim y John cogieron dos rifles que estaban colgados en el local y salieron fuera. El Sheriff salio también.
-¿Qué quieres? ¡Identifícate! - gritó el sheriff mientras apuntaba al sospechoso jinete.
- Quiero hablar con el indio – respondió el jinete.
-Me llamo Jim, Jim Thomas ¡descúbrete la cabeza! ¡Quiero ver tu cara! – respondió Jim a viva voz.
-Ya me he quitado el sombrero- dijo el jinete moviendo su sombrero con aire burlón- Queremos tu rancho. Tus tierras nos impide la construcción de la vía para el nuevo tren y la estación.
- No os voy a dar mis tierras. Antes me tenéis que matar. Os dije que rodearais con las vías mi rancho. No voy a vender – respondió Jim.
El Jinete disparó tres veces su rifle. Jhon hizo lo mismo con el suyo.
- Me vas perdonar,  forajido, pero mi padre acaba de fallecer – dijo con mucho penar Jhon mientras sus amigos lo miraban sorprendido- no tengo ganas de fiestas. No va a vender.
-  Mi más sentido pésame, caballero, pero estoy haciendo negocios... Descarriló la diligencia. No creo que queráis que ocurra en el pueblo alguna desgracia – respondió el jinete cubriéndose la cabeza  marchándose a galope.

Jim vestía a toda la comarca con sus jeans y donaba a muchas familias pobres, no estaba dispuesto a vender, perdería su negocio.

Preocupados, preguntaron a su amigo que le había pasado a su padre. Los ojos de Jhon se tornaron cristalinos y humedecidos. Su padre había fallecido esa misma mañana de un infarto, pero él estaba preocupado por su amigo Jim. Lo estaban amenazando desde hacia ya bastante.

El sheriff dio parte de los sucedido a los subalternos. Jim tenía la amenaza del banquero Tito Robbins, el más famoso del país. No quería rodear las tierras del rancho del joven indio porque perderían así la trayectoria de unión de Cotand Land y Meras Town, el otro pueblo.

El entierro del padre de Jhon fue por la tarde, cuando cayó el sol. Había venido todo el pueblo, se respiraba una paz inexplicable, cuando un sonoro tiro rompió el silencio.

(Continuará...)

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