Al día siguiente, volvimos al hospital a ver a nuestro padre. Entramos sutilmente, muy despacio, casi andando de puntillas para no hacer ruido. El mínimo sonido podía empeorar su estado. Seguía estando en un profundo y terrible sueño. Salí corriendo a uno de los pasillos y rompí a llorar sin consuelo. Una mano de un hombre alto y fuerte me tocó el hombro... era él, el enfermero tan guapo y me ofreció un pañuelo para secar mis lágrimas mientras me consolaba.
-Se pondrá bien - me dijo con su gentil voz - ya lo verás. ¿Cómo te llamas, niña?
- Me llamo Alicia - le contesté colorada por la vergüenza - mi hermana se llama Marie.
-¡Qué nombres más bonitos! - contestó con su dulzura - acordes con vuestras sonrisas.
Mi hermana y yo regresamos a casa por el sendero después de la visita... Me acordaré de ese muchacho toda mi vida... ¿Cómo se llamaba? Lo tengo escrito en las siguientes páginas de mi diario... Mientras leo, me acuerdo de él y de que cómo nos mirábamos, sigo leyendo: "su cara era el reflejo de mi alma y su mirada la más tierna que jamás me mirase. Era su recuerdo el que me hizo vivir muchos años con alegría, era mi primer amor, oculto entre carantoñas y el secreto de nuestro querer".
Llegamos ya a casa y nos esperaba nuestra niñera Linda. Todo estaba oscuro y se encendieron las luces de repente, nos habían preparado una fiesta sorpresa y el piano de cola que teníamos en nuestro salón, empezó a sonar con una alegre canción tocada por párroco de la iglesia.
(Continuará...)
domingo, 27 de octubre de 2013
domingo, 20 de octubre de 2013
CONTINUACIÓN
Linda, la niñera, avisó corriendo a nuestro chófer Matias y yo subí rauda y veloz la escalera a decírselo a mi hermana Marie, bajamos corriendo a la planta baja. El que portaba tal desagradable noticia era el comisario jefe del pueblo, mi padre estaba malherido en el hospital y estaban sofocando el fuego los bomberos.
Mi hermana y yo éramos huérfanas de madre. Nos sentaron en el sofá del salón. Rezábamos a Dios para que mi padre no se fuera con mamá mientras llorábamos sin cesar. Linda vino a consolarnos, nos había criado y visto crecer desde pequeñas. Era nuestra amiga, ay, mi querida Linda... ¡cuánto te echo de menos!, mientras leo este diario, te recuerdo tanto. Entre línea y línea, me paro a recordar estas vivencias . Llenas de luces y de sombras, llenas de alegrías y de tristezas, de cantos y de sollozos, de risas y de lágrimas... Me pongo a revivir... ¡Cuántas personas he dejado atrás y cuántas he perdido, que ya no están a mi lado!, me pongo a recordar y lamento tanto su pérdida y me alegro de su vivencia en el pasado. Me alegra volver a ver sus imágenes, me hacen ser muy feliz. Entre línea y línea, me detengo e intento volver a vivir esos pasajes de mi existencia.
Estábamos ya en el hospital agarrando la mano de mi padre, estaba agonizando. Temía mucho su muerte y vino aquel chico tan guapo, era el enfermero del hospital.
-Tiempo de visita acabado, chicas - nos dijo con su tenue voz - mañana más.
Era el muchacho más guapo que había visto.
(Continuará...)
Mi hermana y yo éramos huérfanas de madre. Nos sentaron en el sofá del salón. Rezábamos a Dios para que mi padre no se fuera con mamá mientras llorábamos sin cesar. Linda vino a consolarnos, nos había criado y visto crecer desde pequeñas. Era nuestra amiga, ay, mi querida Linda... ¡cuánto te echo de menos!, mientras leo este diario, te recuerdo tanto. Entre línea y línea, me paro a recordar estas vivencias . Llenas de luces y de sombras, llenas de alegrías y de tristezas, de cantos y de sollozos, de risas y de lágrimas... Me pongo a revivir... ¡Cuántas personas he dejado atrás y cuántas he perdido, que ya no están a mi lado!, me pongo a recordar y lamento tanto su pérdida y me alegro de su vivencia en el pasado. Me alegra volver a ver sus imágenes, me hacen ser muy feliz. Entre línea y línea, me detengo e intento volver a vivir esos pasajes de mi existencia.
Estábamos ya en el hospital agarrando la mano de mi padre, estaba agonizando. Temía mucho su muerte y vino aquel chico tan guapo, era el enfermero del hospital.
-Tiempo de visita acabado, chicas - nos dijo con su tenue voz - mañana más.
Era el muchacho más guapo que había visto.
(Continuará...)
domingo, 13 de octubre de 2013
MÁS ALLÁ DEL HORIZONTE
Capítulo 1
A
menudo suelo mirar
mi álbum de
fotos. Ojeo sus
páginas recordando momentos,
buenos y malos.
Imágenes inolvidables que
pasean velozmente por
mi mente. Tan
rápidas que hasta
yo misma me
asusto, pero hay
una en concreto
que se detiene.
Es ese chico ...
¿cómo se llamaba? ...
Era alto y
fuerte. Cada vez
que recuerdo sus
ojos, como me
miraba, me siento
viva. Todos mis
nietos corretean alrededor
de mi sillón.
Pienso que he
sido feliz, que,
quizás, no me
merezca todo lo
que tengo.
Al
repasar mi vida,
siempre intento recordar
esa etapa en
la que vivía
en la pradera
con mi hermana
en una casa con grandes
terrenos donde correr.
Además, escribo un
diario en el que anoto
todas mis vivencias
desde que mi
padre me lo regaló cuando
cumplí ocho años.
Me gusta leerlo
al acostarme.
Cada
vez que llego
a la mitad
donde, habla de
mi adolescencia, me
detengo y empiezo
a recordar ...
Era
una maravillosa mañana
de Abril. El
sol brillaba con
fuerza. Marie, mi
hermana, y yo
solíamos sentarnos en
la colina. Nos
gustaba que nos
diera el viento
en la cara
y que éste
moldease nuestro pelo.
A
diario venía la Srta. Jeny
a darnos clases
particulares. Mi padre
quiso que fuera
así. En el
colegio del pueblo
había chicos que
tenían su antipatía.
Nos enseñaba lengua,
matemáticas y geografía.
Nos
sentábamos las tres
en la mesa
del porche. Ella
era muy seca
y no nos
caía muy bien.
Mi
padre era el
abogado del pueblo y
tenía un pequeño despacho donde acudían muchas personas a solicitar sus
servicios. Llegaba todos los días a partir de las ocho de la tarde con un montón
de papeles de sus clientes.
Un lunes a primera hora de la mañana, sonó estrepitosamente el timbre de la puerta.
Salió corriendo Linda, la niñera que teníamos, a ver qué pasaba. Se había
propagado un incendio en el centro del pueblo.
(Continuará...)
lunes, 7 de octubre de 2013
CONTINUACIÓN Y FINAL
Apodous, el Gran Dios, era el único que tenía poderes. Neutralizó a todos los demonios y liquidó a los unicornios. Miles y miles caían a la tierra sin poder en sus alas y entraban en un profundo sueño. Los diablos iban detrás de ellos y se esfumaban cual seres invisibles y se eliminaban para siempre.
Una vez, todos los los seres malignos, habían sido neutralizados y evaporados bajó Apodous a la tierra, volando descendentemente en espiral, dando vueltas en la dirección de las agujas del reloj. Hizo un conjuro para despertar de la muerte a su enviado del purgatorio, Perterece.
- "Os invoco, fuerza de las estrellas
para que devolváis la vida a Perterece, guardián de mi puerta
más con la energía de la Luna, que tú, Tastero, bien te estallas
y que tu mal se disuelva para siempre. Ésta fue siempre mi gran meta.
Que los cien guerreros indios utilicen todos dos flechas como metrallas
y que la fuerza de las aguas de esta lluvia me traigan sin protesta
a los dueños del banco y al indio Jim, con este conjuro venceré estas malditas batallas"
Los cien indios cogieron su arco, lo apuntaron hacía el cielo y todos, lanzaron con gran fuerza dos flechas, las cuales dibujaron un gran círculo de doscientos arcos y las estrellas lo hacían rotar y girar con gran virulencia. La energía lunar lo iluminaba. Dos ángeles bajaron a tocar una preciosa melodía con su arca. El motivo era que Tastero había sido anulado para siempre y habían desaparecido los dos infiernos y las cárceles de los mismos, donde tenían secuestradas a las ánimas del purgatorio. Todos los espíritus volaban libres hacía la línea de los cielos.
Tito Robbins, el Sr. Smith y Jim aparecieron en cuerpo astral y Apodous, comenzó otro poderoso conjuro:
- "Dueños del banco, sucios negociantes
daréis todo el dinero robado al dueño de la petrolera sin más
y no volveréis a estafar ni a delinquir jamás
las tierras al indio Jim devolveréis, astutos magnates.
Yo os daré poder para que vuestro tren vaya volando por las ramas,
de los árboles de las montañas, catorce almas llevarán a los viajantes
hasta el raíl que el tren pueda ir por tierra, lo imploro, por Yakamás".
El banco tuvo que devolver una fortuna a Diego Formant y Tomias Davelop, el comisario de la Gran Ciudad, arrestó a Tito Robbins cinco años, pero el condado le perdonó la condena a cambio de trabajos en los pueblos. Tenía que limpiar las letrinas de los baños públicos y servir, como camarero, las mesas de los saloons de Cotand Land y otros localidades de la comarca.
Enseguida, se puso en funcionamiento el tren y Jim pudo mantener su negocio de lonas y de jeans. Regaló uno a cada indio y a cada espíritu, éstos volaban por las esferas para hacer publicidad de ellos, pero se quejaban continuamente:
- Jim, el pantalón se me cae en cuanto levanto el vuelo - protestaba cada una de las ánimas - me quedo en ropa interior por los cielos. ¡Qué vergüenza paso! y luego, ponte tú a buscar los jeans por las siete esferas. Por favor, crea algo que me sujete el pantalón.
Y así es como se inventaron los tirantes de los pantalones vaqueros.
(Fin.)
¡Espero que os haya gustado! Muchas gracias por vuestra lectura. (La semana que viene empiezo otro relato corto.)
Una vez, todos los los seres malignos, habían sido neutralizados y evaporados bajó Apodous a la tierra, volando descendentemente en espiral, dando vueltas en la dirección de las agujas del reloj. Hizo un conjuro para despertar de la muerte a su enviado del purgatorio, Perterece.
- "Os invoco, fuerza de las estrellas
para que devolváis la vida a Perterece, guardián de mi puerta
más con la energía de la Luna, que tú, Tastero, bien te estallas
y que tu mal se disuelva para siempre. Ésta fue siempre mi gran meta.
Que los cien guerreros indios utilicen todos dos flechas como metrallas
y que la fuerza de las aguas de esta lluvia me traigan sin protesta
a los dueños del banco y al indio Jim, con este conjuro venceré estas malditas batallas"
Los cien indios cogieron su arco, lo apuntaron hacía el cielo y todos, lanzaron con gran fuerza dos flechas, las cuales dibujaron un gran círculo de doscientos arcos y las estrellas lo hacían rotar y girar con gran virulencia. La energía lunar lo iluminaba. Dos ángeles bajaron a tocar una preciosa melodía con su arca. El motivo era que Tastero había sido anulado para siempre y habían desaparecido los dos infiernos y las cárceles de los mismos, donde tenían secuestradas a las ánimas del purgatorio. Todos los espíritus volaban libres hacía la línea de los cielos.
Tito Robbins, el Sr. Smith y Jim aparecieron en cuerpo astral y Apodous, comenzó otro poderoso conjuro:
- "Dueños del banco, sucios negociantes
daréis todo el dinero robado al dueño de la petrolera sin más
y no volveréis a estafar ni a delinquir jamás
las tierras al indio Jim devolveréis, astutos magnates.
Yo os daré poder para que vuestro tren vaya volando por las ramas,
de los árboles de las montañas, catorce almas llevarán a los viajantes
hasta el raíl que el tren pueda ir por tierra, lo imploro, por Yakamás".
El banco tuvo que devolver una fortuna a Diego Formant y Tomias Davelop, el comisario de la Gran Ciudad, arrestó a Tito Robbins cinco años, pero el condado le perdonó la condena a cambio de trabajos en los pueblos. Tenía que limpiar las letrinas de los baños públicos y servir, como camarero, las mesas de los saloons de Cotand Land y otros localidades de la comarca.
Enseguida, se puso en funcionamiento el tren y Jim pudo mantener su negocio de lonas y de jeans. Regaló uno a cada indio y a cada espíritu, éstos volaban por las esferas para hacer publicidad de ellos, pero se quejaban continuamente:
- Jim, el pantalón se me cae en cuanto levanto el vuelo - protestaba cada una de las ánimas - me quedo en ropa interior por los cielos. ¡Qué vergüenza paso! y luego, ponte tú a buscar los jeans por las siete esferas. Por favor, crea algo que me sujete el pantalón.
Y así es como se inventaron los tirantes de los pantalones vaqueros.
(Fin.)
¡Espero que os haya gustado! Muchas gracias por vuestra lectura. (La semana que viene empiezo otro relato corto.)
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