domingo, 27 de octubre de 2013

CONTINUACIÓN

Al día siguiente, volvimos al hospital a ver a nuestro padre. Entramos sutilmente, muy despacio, casi andando de puntillas para no hacer ruido. El mínimo sonido podía empeorar su estado. Seguía estando en un profundo y terrible sueño. Salí corriendo a uno de los pasillos y rompí a llorar sin consuelo. Una mano de un hombre alto y fuerte me tocó el hombro... era él, el enfermero tan guapo y me ofreció un pañuelo para secar mis lágrimas mientras me consolaba.
-Se pondrá bien -  me dijo con su gentil voz -  ya lo verás. ¿Cómo te llamas, niña?
- Me llamo Alicia -  le contesté colorada por la vergüenza -  mi hermana se llama Marie.
-¡Qué nombres más bonitos! -  contestó con su dulzura -  acordes con vuestras sonrisas.

Mi hermana y yo regresamos a casa por el sendero después de la visita... Me acordaré de ese muchacho toda mi vida... ¿Cómo se llamaba? Lo tengo escrito en las siguientes páginas de mi diario... Mientras leo, me acuerdo de él y de que cómo nos mirábamos, sigo leyendo: "su cara era el reflejo de mi alma y su mirada la más tierna que jamás me mirase. Era su recuerdo el que me hizo vivir muchos años con alegría, era mi primer amor, oculto entre carantoñas y el secreto de nuestro querer".

Llegamos ya a casa y nos esperaba nuestra niñera Linda. Todo estaba oscuro y se encendieron las luces de repente, nos habían preparado una fiesta sorpresa y el piano de cola que teníamos en nuestro salón, empezó a sonar con una alegre canción tocada por párroco de la iglesia.

(Continuará...)


domingo, 20 de octubre de 2013

CONTINUACIÓN

Linda, la niñera, avisó corriendo a nuestro chófer Matias y yo subí rauda y veloz la escalera a decírselo a mi hermana Marie, bajamos corriendo a la planta baja. El que portaba tal desagradable noticia era el comisario jefe del pueblo, mi padre estaba malherido en el hospital y estaban sofocando el fuego los bomberos.

Mi hermana y yo éramos huérfanas de madre. Nos sentaron en el sofá del salón. Rezábamos a Dios para que mi padre no se fuera con mamá mientras llorábamos sin cesar. Linda vino a consolarnos, nos había criado y visto crecer desde pequeñas. Era nuestra amiga, ay, mi querida Linda... ¡cuánto te echo de menos!, mientras leo este diario, te recuerdo tanto. Entre línea y línea, me paro a recordar estas vivencias . Llenas de luces y de sombras, llenas de alegrías y de tristezas, de cantos y de sollozos, de risas y de lágrimas... Me pongo a revivir... ¡Cuántas personas he dejado atrás y cuántas he perdido, que ya no están a mi lado!, me pongo a recordar y lamento tanto su pérdida y me alegro de su vivencia en el pasado. Me alegra volver a ver sus imágenes, me hacen ser muy feliz. Entre línea y línea, me detengo e intento volver a vivir esos pasajes de mi existencia.

Estábamos ya en el hospital agarrando la mano de mi padre, estaba agonizando. Temía mucho su muerte y vino aquel chico tan guapo, era el enfermero del hospital.
-Tiempo de visita acabado, chicas - nos dijo con su tenue voz - mañana más.
Era el muchacho más guapo que había visto.

(Continuará...)


domingo, 13 de octubre de 2013

MÁS ALLÁ DEL HORIZONTE

Capítulo 1


A  menudo  suelo  mirar  mi  álbum  de  fotos.  Ojeo  sus  páginas  recordando  momentos,  buenos  y  malos.  Imágenes  inolvidables  que  pasean  velozmente  por  mi  mente.  Tan  rápidas  que  hasta  yo  misma  me  asusto,  pero  hay  una  en  concreto  que  se  detiene.  Es  ese  chico ...  ¿cómo  se  llamaba? ...  Era  alto  y  fuerte.  Cada  vez  que  recuerdo  sus  ojos,  como  me  miraba,  me  siento  viva.  Todos  mis  nietos  corretean  alrededor  de  mi  sillón.  Pienso  que  he  sido  feliz,  que,  quizás,  no  me  merezca  todo  lo  que  tengo.
Al  repasar  mi  vida,  siempre  intento  recordar  esa  etapa  en  la  que  vivía  en  la  pradera  con  mi  hermana  en  una  casa  con  grandes  terrenos  donde  correr.
Además, escribo  un  diario  en  el  que  anoto  todas  mis  vivencias  desde  que  mi  padre  me  lo  regaló  cuando  cumplí  ocho  años.  Me  gusta  leerlo  al  acostarme.
Cada  vez  que  llego  a  la  mitad  donde,  habla  de  mi  adolescencia,  me  detengo  y  empiezo  a  recordar ...

Era  una  maravillosa  mañana  de  Abril.  El  sol  brillaba  con  fuerza.  Marie,  mi  hermana,  y  yo  solíamos  sentarnos  en  la  colina.  Nos  gustaba  que  nos  diera  el  viento  en  la  cara  y  que  éste  moldease  nuestro  pelo.
A  diario  venía la  Srta. Jeny  a  darnos  clases  particulares.  Mi  padre  quiso  que  fuera  así.  En  el  colegio  del  pueblo  había  chicos  que  tenían  su  antipatía.  Nos  enseñaba  lengua,  matemáticas  y  geografía.
Nos  sentábamos  las  tres  en  la  mesa  del  porche.  Ella  era  muy  seca  y  no  nos  caía  muy  bien.
Mi  padre  era  el  abogado del  pueblo  y  tenía un pequeño despacho donde acudían muchas personas a solicitar sus servicios. Llegaba todos los días a partir de las ocho de la tarde con un montón de papeles de sus clientes.

Un lunes a primera hora de la mañana, sonó estrepitosamente el timbre de la puerta. Salió corriendo Linda, la niñera que teníamos, a ver qué pasaba. Se había propagado un incendio en el centro del pueblo.

(Continuará...)

lunes, 7 de octubre de 2013

CONTINUACIÓN Y FINAL

Apodous, el Gran Dios, era el único que tenía poderes. Neutralizó a todos los demonios y liquidó a los unicornios. Miles y miles caían a la tierra sin poder en sus alas y entraban en un profundo sueño. Los diablos iban detrás de ellos y se esfumaban cual seres invisibles y se eliminaban para siempre.

Una vez, todos los los seres malignos, habían sido neutralizados y evaporados bajó Apodous a la tierra, volando descendentemente en espiral, dando vueltas en la dirección de las agujas del reloj. Hizo un conjuro para despertar de la muerte a su enviado del purgatorio, Perterece.
- "Os invoco, fuerza de las estrellas
para que devolváis la vida a Perterece, guardián de mi puerta
más con la energía de la Luna, que tú, Tastero, bien te estallas
y que tu mal se disuelva para siempre. Ésta fue siempre mi gran meta.
Que los cien guerreros indios utilicen todos dos flechas como metrallas
y que la fuerza de las aguas de esta lluvia me traigan sin protesta
a los dueños del banco y al indio Jim, con este conjuro venceré estas malditas batallas"

Los cien indios cogieron su arco, lo apuntaron hacía el cielo y todos, lanzaron con gran fuerza dos flechas, las cuales dibujaron un gran círculo de doscientos arcos y las estrellas lo hacían rotar y girar con gran virulencia. La energía lunar lo iluminaba. Dos ángeles bajaron a tocar una preciosa melodía con su arca. El motivo era que Tastero había sido anulado para siempre y habían desaparecido los dos infiernos y las cárceles de los mismos, donde tenían secuestradas a las ánimas del purgatorio. Todos los espíritus volaban libres hacía la línea de los cielos.

Tito Robbins, el Sr. Smith y Jim aparecieron en cuerpo astral y Apodous, comenzó otro poderoso conjuro:
- "Dueños del banco, sucios negociantes
daréis todo el dinero robado al dueño de la petrolera sin más
y no volveréis a estafar ni a delinquir jamás
las tierras al indio Jim devolveréis, astutos magnates.
Yo os daré poder para que vuestro tren vaya volando por las ramas,
de los árboles de las montañas, catorce almas llevarán a los viajantes
hasta el raíl que el tren pueda ir por tierra, lo imploro, por Yakamás".

El banco tuvo que devolver una fortuna a Diego Formant y Tomias Davelop, el comisario de la Gran Ciudad, arrestó a Tito Robbins cinco años, pero el condado le perdonó la condena a cambio de trabajos en los pueblos. Tenía que limpiar las letrinas de los baños públicos y servir, como camarero, las mesas de los saloons de Cotand Land y otros localidades de la comarca.

Enseguida, se puso en funcionamiento el tren y Jim pudo mantener su negocio de lonas y de jeans. Regaló uno a cada indio y a cada espíritu, éstos volaban por las esferas para hacer publicidad de ellos, pero se quejaban continuamente:
- Jim, el pantalón se me cae en cuanto levanto el vuelo - protestaba cada una de las ánimas - me quedo en ropa interior por los cielos. ¡Qué vergüenza paso! y luego, ponte tú a buscar los jeans por las siete esferas. Por favor, crea algo que me sujete el pantalón.

Y así es como se inventaron los tirantes de los pantalones vaqueros.

(Fin.)

¡Espero que os haya gustado! Muchas gracias por vuestra lectura. (La semana que viene empiezo otro relato corto.)