viernes, 11 de abril de 2014

CONTINUACIÓN

Llegamos todos a casa después de la comida en el restaurante francés. Es ya muy tarde y ha llegado ya la noche. Está todo oscuro. Mi marido Alfred, enciende la luz exterior de la verja. Entramos y acostamos a los niños. Nosotros nos disponemos a tomar sendas tazas de café capuchino con crema. Vamos a pasar una agradable velada, aunque nos iremos a dormir pronto. Mi marido mañana tiene que trabajar y se levantará muy pronto. Alfred segundo, Daniel y sus esposas, aún les quedan unos cuantos días de vacaciones.

He enseñado la nueva habitación de invitados donde dormirá mi hija Marisa hasta que dé a luz. Pasaremos juntas unos maravillosos meses y recuperaremos el tiempo perdido, aquél que vivíamos cuando mis hijos eran pequeños. Volverá la luminosidad y la alegría a mi pequeño gran hogar. Daremos largos paseos por los jardines del parque e iremos de picnic al campo. Dejaré de leer tanto mi diario con mis otros seres queridos, que ya no están presentes en vida, pero sí están vivos en mi pensamiento, corazón y alma.

- ¿Has ido a visitar la tumba de tu hermana Marie y la de Linda? - me preguntó mi hija.

-  Voy una vez al mes a ponerles flores -  la contesté yo -  el cementerio está a una hora y media en coche.

-  Te llevo yo mañana en mi automóvil -  me sugirió Marisa -  así podré visitar a mi querida tía. Hace mucho que no voy.

Pasamos un par de horas muy entrañables, conversando y mostrando el cariño que nos tenemos todos en mi familia. Nos acostamos hasta al día siguiente.

Es una mañana estupenda, trinan los pajaritos y hace una agradable brisa. Hemos desayunado en el porche. Mi hija ha explicado a sus nueras que quiere ir al cementerio sola conmigo. Ellas y mis hijos varones se han ido con todos mis nietos al centro comercial. Van a pasar ahí el día. A las afueras del recinto, hay un pequeño parque de atracciones.

Hemos llegado a la lápida donde reposa mi hermana y he leído el epitafio de la tumba, que honra la memoria de Marie. Es una frase que ella solía decir a menudo, en nuestra juventud:

"No debes de perder la mirada. Más allá del horizonte encontrarás nuevos mundos y otras personas a quienes amar y querer. Más allá del horizonte, encontrarás al alma perdida que el destino te regalará y guarda para tu corazón".

Hemos depositado sobre la tumba, tres ramos de rosas rojas y una foto de la eco grafía del nuevo retoño que espera Marisa. Rezamos para que el alma de mi hermana esté en el cielo protegiéndome y al amparo de mi padre.

(Continuará...)

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