miércoles, 23 de julio de 2014

CONTINUACIÓN

Estamos degustando ya nuestros cafés capuchinos mientras continuamos nuestras conversaciones tan amenas. Son unas confidencias muy cremosas y dulces. Para los niños, hemos pedido un Cola - Cao. El simpático camarero nos ha regalado bombones y una caja de pastas francesas.

Nos disponemos a saborear el delicioso chocolate de la bombonera de tres pisos de plata. Están riquísimos. Son una delicatessen estos dulces y se te derriten en la boca. Un auténtico placer gustativo. Mi marido Alfred y mi hijo Alfred Segundo han comprado cuatro cajas para llevar a casa.

Hemos terminado después de tres horas y media de charlas cariñosas y risas desde el corazón, sonrisas de cera de miel para todos mis seres queridos. Están hoy casi todos, faltan André, el esposo de mi hija y mi nieta Andreita. Estos son los familiares reales de la vida de hoy. El resto, están en el pasado, pero anclados eternamente en mi memoria y no es pasajera, sino permanente, muy, muy fija en mi día a día. Lo que yo llamo "recuerdos".

Lo que estoy pensando ahora me hace recordar una de las múltiples tareas impuestas por nuestra maestra, la Srta. Jeny, ella denominó al ejercicio:

"Recuerdos del ayer bordados en las servilletas de seda de hoy".

Era para la clase de costura. Consistía en bordar en unas servilletas de seda los nombres de nuestros allegados, con sus iniciales, y una frase corta con el sentimiento hacia cada uno de ellos.

-  "Srta. Jeny -  la interrumpí en medio de la explicación -  necesito un par de metros más para bordar.

-  ¿Para quién es? ¿Es para algún amor secreto? -  preguntó la profesora sonriendo y guiñándome el ojo de forma chistosa.

Mi hermana Marie y yo, fruncimos el ceño y nos miramos de reojo la una a la otra. La Srta. Jeny nos observaba por encima de sus pequeños anteojos.

-  No, no - contesté yo con un simulacro de risa -  es para una niña que está ingresada en el hospital. Se está muriendo y quiero hacerla un pequeño obsequio. Para ella y para su mamá también.

-  Con medio metro tendrá usted suficiente Alicia - apuntó la Srta. Jeny.

-  Es que quiero hacerle el juego completo - insistí yo.

-  Vale Srta. Domon - contestó suavemente mi maestra - tenga usted la tela.

Sacó el metro, desdobló la tela blanca, midió exactamente dos metros y la rasgó velozmente con sus tijeras. Me la anudó con una cuerdecita rosa y me la dio.

- Anote usted lo de siempre -  me mandó la Srta. Jeny - las iniciales, cuál es el nombre completo y el parentesco que tiene con usted Alicia, además de la frase. Hemos terminado la clase por hoy señoritas.

Cuando se marchó nuestra profesora por la lejanía, yo apunté en mi libreta con mi pluma las iniciales D.S. cuyo nombre completo era Daniel Simith, parentesco: el amor de mi vida. Y la frase para bordar era: "para ti, que eres mi vida y mi único aliento para respirar cada mañana cuando abro mis ojos".

Cuidadosamente arranqué la hoja de su espiral, la doblé por la mitad y la guardé en mi pequeño cofrecito de plata que me había regalado mi madre poco antes de fallecer".

(Continuará....)

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