jueves, 30 de octubre de 2014

CONTINUACIÓN

Mi hija Marisa tendrá que permanecer tres semanas ingresadas. Ya tenemos a mi nieto en la cunita. Han elegido el nombre de Alfred para el retoño. Se va a llamar igual que mi querido amor Alfred y mi hijo Alfred Segundo, segundo para distinguirlos entre ellos.

André ha solicitado dos meses por excelencia de paternidad, le querían dar sólo uno, pero como el nacimiento ha sido en un país extranjero, al final, le han concedido los dos. Hoy han venido a visitar a mi hija mis dos hijos varones, mis nueras y todos mis nietos. La habitación del hospital ha estado llena de movimiento, de idas y venidas de niños. Todo ha estado lleno de luminosidad y de armonía. Un día muy completo y feliz. Se van a quedar todos una semana completa, ya que vienen de lejos. Un regalo que me ha otorgado el cielo. Otra semana más en compañía de todos mis familiares, como en Navidad. La voy aprovechar al máximo, sin tiempo de echar de menos a mis otros seres queridos y allegados. Ya no están, por desgracia, presentes en mi vida, aunque sí están vivos en mi mente y en mi corazón. Mantengo una vela roja encendida en una esquina de mi salón por el alma de cada uno de ellos. Hoy no la he encendido aún, lo haré en cuando llegue a casa. Sin duda, durante este tiempo sí pensaré en mi gran amor Daniel Simith, siempre en mi recuerdo...

"Después de la celebración en el porche de la Srta. Dexton y tras mi petición de casamiento, me quité la alianza de pedida y la guardé, con mucho cuidado en la cajita, nuestro amor era todavía secreto y oculto para los demás. Las únicas que lo sabían eran la Srta. Dexton, nuestra eterna coartada y mi hermana Marie, mi gran amiga, aliada y guardiana de mi corazón y de mis sentimientos más puros.

Regresé a casa por el sendero de piedra mientras las ramas de los árboles eran sutilmente golpeados por el aire. El ritmo del baile que tenían sus hojas acompañaba mi gran alegría y me trasportaba al limbo de la eterna felicidad.

Al llegar a la entrada de mi porche, mi padre me preguntó:

-  ¿Dónde has estado, hija? Es muy tarde, no me gusta que andes por ahí sola a estas horas.

-  He ido a casa de la Srta. Dexton  -  lo respondí -  se le había olvido su sombrero de fiesta y la sombrilla. He permanecido más tiempo, nos quedamos hablando de nuestras cosas durante unas horas.

-  La próxima vez que te acompañe Linda  -  respondió mi amado progenitor  -  ya le preguntaré a la Srta. Dexton a ver si es verdad que has ido ahí.

Nos dimos un beso en la mejilla y subí a mi habitación a esconder los regalos de cumpleaños que me había hecho mi primer amor, Daniel".

(Continuará...)


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