martes, 2 de diciembre de 2014

CONTINUACIÓN

Ya están despiertos todos mis nietos. Dos de ellos me están ayudando en la cocina. Pican cebollitas y baten los huevos. Les encanta echar una mano y hacer merengues.

Mis otros niños corretean por la planta baja. Ellos han tomado un chocolate bien caliente con varios churros y porras.

Acabamos de meter el relleno dentro del pavo. Mi marido Alfred, nos ayuda a cerrar el final cosiéndolo con un hilo para cocinar, lo introducimos en el horno con un chorro de vino blanco. Cuatro horas y media es el punto exacto de cocción en esta cocina tan moderna. En el horno de leña de mi antigua casa se tardaba más, pero los guisos y los asados quedaban mucho más sabrosos. Tenían sabor a la exquisita madera de antaño, aquel dulce hogar... tan sentido y tan añorado. A veces tan a menudo que me arrepiento de estar en esta vida de paso y no como protagonista. ¡Cómo os echo de menos:

"En mi libreta me dispuse apuntar con la delicada tinta que desprendía mi pluma. En el tintero, se asomaba un azul que me recordaba al mar que visitaba cada verano con mi hermana Marie y mi niñera Linda. Escribí en las líneas:

-  A mi amado Daniel Simith: cuando te beso y te abrazo, una parte de ti está en mí. Tengo ganas ya de poder hacer público nuestro querer. El secreto de nuestro amor está en esconder a los demás nuestro cariño, lo privado se encierra demasiado en las auras de nuestros corazones".

(Continuará...)


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