sábado, 3 de enero de 2015

CONTINUACIÓN

Ya han pasado las Navidades y el Fin de Año ha sido maravilloso, disfrutando de mi pequeño nuevo nietecito Alfred Tercero. Mi hija Marisa pronto partirá para Francia, quedan tan solo unos meses.

Ya han regresado mis dos hijos con sus nueras y mis niños. Vuelve la monotonía y aquella paz a la que no termino de acostumbrarme. Me hago vieja y tengo más en mi memoria que en mi acción de vida. Muchos personajes han abandonado ya la función, otros, han cambiado de escenario y tienen sus propios actos en obras principales. Me siento sola, aunque muy querida por todos. Soy afortunada. Me quejo de vicio, me suele comentar mi amado esposo Alfred.

A menudo, recuerdo mi vida anterior, pero ya me fatigo mucho a leer. Tengo la vista muy cansada. Estoy preocupada, cada vez veo menos. Iré con mi hija la semana siguiente al médico hacerme un chequeo. Es algo rutinario.

Abro mi archivo en mi PC portátil, selecciono el texto con el ratón como me enseñó mi hijo Daniel y lo amplio a la letra de tamaño veintiséis. Así, sí puedo verlo claramente. Me dirijo al prólogo que he puesto a mis memorias. Cita así:

"Alicia Domon, aquella chica que aprendió a vivir, a golpe de felicidad y a golpe de duros y nefastos momentos. Aquella joven que vivía para ser feliz y encontró lo que nadie ha tenido, una doble vida. La primera, donde han fallecido ya todo el mundo y la segunda actual, en la que me debato entre mi verdad, la duda de quién ha sido mi verdadero amor. Si Daniel Simith, mi primer novio, muerto drásticamente o mi marido Alfred Tomson, el que me cuida y me quiere honestamente, aquel suplantador de mi estimado Daniel... El que ha logrado que esté mi vida llena de plenitud, luminosidad y alegría.

En estas líneas, encontraréis toda mi vida. Os espero en mi primer acto... 

¡Bienvenidos!".

(Continuará...)


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