He pasado muy mala noche. Apenas he podido dormir por los nervios y la preocupación que tengo. En el desayuno, me han traído una pieza de fruta. A media tarde me harán el primer chequeo médico, consiste en un T.A.C. cerebral y me volverán a subir a planta. A ver qué me dice el doctor.
¡Qué alegría me acabo de dar! Se abrió hace unos segundos la puerta muy despacio:
- "Toc, toc" - se oyó el permiso de entrada por algunos nudillos - ¿se puede pasar?
- Sí - contesté yo muy alterada por el anonimato del extraño visitante.
- Soy yo, Antonio - se apresuró a entrar. Era el simpático celador con la auxiliar de enfermería - están dos varones muy guapos abajo. Dicen que son sus hijos. ¿Quiere usted Alicia que suban?
- Sí, por favor - contesté yo muy emocionada.
- Por cierto, Alicia - continuó Antonio - se ha retrasado su prueba hasta mañana por la tarde. Ha acontecido un accidente múltiple de circulación y tenemos las Urgencias colapsadas.
- No pasa nada - aclaré yo muy aliviada, el contraste y las agujas me dan mucho miedo.
Han entrado ya mis dos hijos, Alfred Segundo y Daniel, me han dado sendos besos en mis mejillas.
- ¿Qué tal te encuentras, mami? - me preguntó muy cariñosamente mi hijo mayor.
- Me encuentro bastante bien hoy - les engañé a todos para que no se preocupasen demasiado.
- Ya tienes otra anécdota para escribir en tus memorias, mamá - me dijo Daniel para animarme.
- Sí... estará bien escribir todo lo que me queréis y amáis... - le dije yo cerrando lentamente mis ojos mientras me quedaba adormecida.
- Le han dado hace poco un sedante muy fuerte para tranquilizarla - les aclaró mi marido Alfred - vamos a dejarla dormir. ¿Habéis comido algo en el avión?
Ambos le han contestado a mi gran amor que no. Han avisado a las auxiliares de planta que se van a bajar al restaurante a tomar algo para que estén pendientes de mí. Se encontrarán abajo con mi hija Marisa en media hora. Ha llevado a mi pequeño nieto, Alfred Tercero, a la guardería de bebés.
Entro en un profundo sueño, mi subconsciente empieza a entrar en acción. Mis miedos afloran en mis sueños. Estoy ahora mismo cruzando el umbral de la muerte y me encuentro a mi primer amor, Daniel Simith en el cielo. Nos fundimos en un emotivo abrazo...
"- ¿Qué tal estás, princesa? - me preguntó susurrando Daniel Simith en mi oído - ¿has sido feliz? ¿Has encontrado a un hombre que te haya querido y protegido igual que lo hice yo?"
(Continuará...)
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