viernes, 27 de marzo de 2015

CONTINUACIÓN

Acaba de entrar mi hijo pequeño varón, Daniel. Me ha traído, por fin, el libro, con una maquetación de la futura edición de mis memorias. Se titula "Más allá del horizonte"... Toda una vida llena de amor, felicidad y de días trágico-cómicos.

La portada tiene un paisaje con unas nubes azul turquesa. Es muy bonito el diseño. Todavía no puedo ni tan siquiera ojearlo. Mi hijo me ha traído también un obsequio de la tienda de Souvenirs. Todos me cuidan mucho y me siento muy querida.

El regalo se lo he dado a mi hija pequeña Marisa, acaba de embarcar a Andreita y André en el avión y se encuentra muy triste en estos momentos. Por fin, la he hecho sonreír. Es una pequeña agenda electrónica. He guiñado sutilmente un ojo a mi amado esposo Alfred, en realidad se lo he regalado para quitarme el peso de tener que explicar a Daniel el mal uso que tengo de las nuevas tecnologías.

El ordenador portátil si he aprendido a usarlo, pero ya tengo bastante con el botón de "Inicio" y cada una de las aplicaciones que tiene y además, el botón derecho. Recientemente, he aprendido a copiar, cortar y pegar. El Word lo uso sólo para lo básico de la escritura. Me costó mucho aprender a "Guardar Como", la primera vez que se archiva y después, el dibujito del disquete para ir guardando...

Eso es lo que tienen los avances, todos ellos, él que no los estudia se queda enseguida obsoleto, sin un futuro labrado. No era como antaño, que se hacían los planes sobre los sueños de los adolescentes. Los inventores del mañana. Ahora, no queda nada más que inventar... vamos, supongo yo...

Voy entrando en un profundo sueño, me mareo mucho...

-  ¡Socorro! ¡Socorro!  -  grité yo muy asustada  -  ¡no veo nada!

Mi marido avisa urgentemente a la enfermera... Lentamente se me cierran los ojos y oigo al médico que llega corriendo sin aliento, aquél que era tan apuesto:

-  Meterla deprisa en la U.V.I. En la cama número seis. Ha quedado libre esta mañana...

(Continuará...)


martes, 17 de marzo de 2015

CONTINUACIÓN

Mañana será otro día. Hoy estoy un poco fatigada. Me han realizado dos pruebas más, parece ser que voy un poco mejor que hace unas semanas. La verdad es que ya veo bastante bien aunque todavía no me dejan leer. Ni tan siquiera puedo ojear una revista con fotografías.

Mi hija Marisa y su esposo André se han ido con Andreita a jugar al parque. Después se irán a comer unas hamburguesas al Big Burger que hay en la plaza mayor, justo el que está al lado de la iglesia donde mi amado esposo ha ido a rezar. Es la parroquia pequeña que lleva nuestro mejor amigo, el cura Jimeno Antons.

Al anochecer, ha entrado mi gran amor Alfred por la puerta. Es el mejor hombre que me he podido encontrar en esta vida. El suplente y el sustituto ideal para mi primer amor Daniel Simith, al que he añorado durante muchas décadas.

Mi marido ha subido de la tienda de souvenirs, aparte de dos periódicos de opinión política adversa, un obsequio para mí. Me ha encantado su detalle. He abierto el lazo y el precioso papel de regalo, un collar a juego con una pulsera de plata de primera ley muy bonitos. Yo no me quiero morir aún, los echaría a todos tanto de menos. De momento, me conformo con ver a Daniel Simith en sueños, tras la toma de mi tranquilizante y el sedante...

Me emerjo lentamente en un profundo sueño, lo veo todo cada vez más negro. Esta vez, veo en mis fantasías nocturnas a la Srta. Jeny, mi profesora. Era muy dura, pero me dio excelentes consejos de vida y los principios básicos para ser simplemente persona. Me ayudó a que mi alma pudiese volar libre, siempre libre.

"Mi hermana Marie estaba enferma y se había acostado. Mi padre la había escusado ante nuestra maestra. La Srta. Jeny y yo nos sentamos en el porche. Frente a frente, me miró con su típica mirada penetrante. Clavada su retina en mi pensamiento, como intentándolo adivinar, me dijo:

-  "Alicia, como su hermana se encuentra hoy algo indispuesta, abra usted su libreta y apúnteme todo lo que desea conseguir en esta vida. No tema, puede usted soñar lo alto que desee..."

Abrí en una hoja con la cuadrícula sin escribir y empecé apuntar:

-  "Estudiar una carrera; casarme y formar una familia; llevar las cuentas de mi casa; vivir en una casa como mi mansión..."  -  ya está Srta. Jeny, aquí lo tiene  -  dije a mi profesora.

-  Correcto, Srta. Domon  -  apuntilló mi maestra tras leerlo  -  pero son sólo cosas materiales, Alicia. Debe de anotar también, ser muy feliz, ser respetada y amada. Por último, poder volar como un espíritu libre, quiero decir, tener su libertad.

-  Está bien, Srta. Jeny  -  la contesté yo.

-  Hágame caso, Alicia  -  continuó la Srta. Jeny muy cariñosamente  -  si consigue usted tomar sus propias decisiones habrá encontrado la plenitud en esta vida. Marque usted la diferencia con el resto de mujeres de esta tardía sociedad".

(Continuará...)


lunes, 2 de marzo de 2015

CONTINUACIÓN

Van pasando los días muy lentamente. Este sábado han venido a visitarme mis nietos y mañana vendrán mi yerno André y mi nieta Andreita. Las pruebas no han salido muy bien. Estoy muy asustada y me duele bastante la cabeza. El doctor le ha comentado a mi amoroso esposo Alfred que es un pequeño atasco en las venas del cerebro, el término médico no me acuerdo en este momento. Hay peligro de ictus. Aquí estoy muy cuidada por todos, pero la habitación sale un poco cara. Hay que pagar un plus por si hay peligro de ser bajado a la U.V.I o a la U.C.I.

De momento, no revisto gravedad y no temen por mi vida. Esto se lo han comentado a mi vecina, a los familiares no suelen ser tan drásticos dando según qué tipos de noticias.

He pasado muy mala noche, pero mi nieta recién llegada de Francia me ha comido a besos, corriendo mi hija Marisa, la ha apartado de mí y la ha regañado muy cariñosamente.

-  Andreita, Andreita. ¡Deja descansar a la abuela! ¡Qué no se puede excitar!

Mi yerno André me ha dado un beso y me ha preguntado como me encuentro, en medio de mi respuesta, ha entrado la auxiliar de enfermería y me ha cogido tiernamente la mano.

-  Alicia, me ha dicho el doctor que se tome este tranquilizante para dormir un poco. En unos minutos subirá a verla.

Me he tomado la pastilla roja con un poco de agua. Enseguida, ha subido a visitarme el médico joven. Aquél que es tan apuesto. Carlos se llama.

-  ¿Cómo se encuentra usted hoy, Alicia?

-  Me sigue doliendo un poco la cabeza  -  contesté yo asustada.

-  No se preocupe. Es normal por la presión de los vasos sanguíneos en la cavidad de la cabeza -  nos explicó Carlos  -  enseguida se dormirá. Voy a ver si encuentro otras chicas tan guapas como usted para visitar.

Me guiñó un ojo y en la habitación todos se rieron un poco. Vino muy bien para romper el hielo y la preocupación del ambiente mientras yo entraba en un profundo bienestar de tranquilidad. Lentamente, me fui durmiendo. En el horizonte de mi subconsciente estaba esperándome Daniel Simith, mi primer gran amor.

"Nos dimos un apasionado beso y nos abrazamos intensamente por unos largos minutos.

-  ¿Cómo te encuentras, princesa?  -  me preguntó cogiéndome la mano Daniel.

-  Con muchas ganas de verte ya, cariño mío  -  le susurré yo al oído.

-  Todavía no puedes irte, mi niña  -  me ordenó él  -  no puedes dejar a todos ellos sin tu amor y tu sonrisa. Debes de quererlos y ser con ellos tan feliz como he sido yo observándote día a día desde el cielo".

(Continuará...)