lunes, 23 de noviembre de 2015

CONTINUACIÓN

Carlos John y su ayudante habían llegado ya de la cafetería. El bibliotecario esperaba muy nervioso la llegada de los extraños negociantes. Tomás observaba fijamente y muy pendiente la nueva actitud de su jefe. Siempre había sido muy calmado con todos sus asuntos, pero esa tarde se le veía demasiado estresado. Estaba aporreando con dos bolígrafos la mesa.

-  Pare usted, Sr. Pérez  -  exclamó el ayudante  -  parece mentira su comportamiento. ¿Qué le ocurre? Desde que se le rompió a usted el coche en medio de la nada...

De improviso, alguien llamó muy fuerte a la puerta. Seis veces sonó el timbre. El librero de préstamos sabía que ése era el número de Satán. Era muy supersticioso y veía muchas películas de miedo. Se quedó completamente pálido y le faltaba el aire.

-  ¿Quién es?  -  preguntó Tomás Jiménez observando de reojo a su superior.

-  Somos los comerciales  -  contestó uno de ellos  -  habíamos quedado a las cinco y media.

El ayudante abrió la puerta y pasaron un chico y una chica muy apuesta vestida de blanco. Saludaron a Carlos John mientras el rostro de la mujer se convertía en una calavera. Se acercó al bibliotecario y le dio dos besos profundos. En uno de sus tímpanos le dijo susurrando:

-  Soy yo, tu muerte...

(Continuará...)


viernes, 6 de noviembre de 2015

CONTINUACIÓN

Tomás Jiménez, el ayudante del bibliotecario, agarró a éste por uno de sus brazos. Muy sorprendido le preguntó a Carlos John:

-  ¿Qué le ha pasado Sr. Pérez?

-  Nada, nada  -  contestó Carlos John  -  vamos a volver a la biblioteca... Habrás cerrado la puerta de entrada.

-  Cómo voy a cerrar con llave  -  exclamó su ayudante  -  me ha pegado usted un gran susto y salí corriendo, sólo la he encajado en la ranura para poder entrar después.

-  ¡Vaya hombre!  -  respondió el bibliotecario  -  espero que no nos roben la nueva mercancía de libros.

-  Está usted un poco áspero conmigo  -  dijo muy triste Tomás  -  ¿qué le ha pasado esta noche? ¿Lo ha poseído algún espíritu?

El librero de préstamos se quedó mirando a Tomás con mucho miedo. Enseguida llegaron a la biblioteca que tenían. Entraron y su ayudante lo citó para esa misma tarde con el negociante de ventas a domicilio. Sería para las cinco y media, justo después del té con pastas que se tomaban los dos en la cafetería del centro de la ciudad. De improviso, sonó el fax y entró un misterioso folio color rojo sangre donde aparecía un mensaje con letra negra y muy tétrica.

-  A las cinco y media en punto, ni un minuto más ni uno menos  -  citaba así la nota escrita  -  llegaré con tu muerte, verás en su mirada todo su poder maligno. Hasta luego y ten cuidado con Tomás, me dio el número de tu fax privado...

(Continuará...)