viernes, 6 de noviembre de 2015

CONTINUACIÓN

Tomás Jiménez, el ayudante del bibliotecario, agarró a éste por uno de sus brazos. Muy sorprendido le preguntó a Carlos John:

-  ¿Qué le ha pasado Sr. Pérez?

-  Nada, nada  -  contestó Carlos John  -  vamos a volver a la biblioteca... Habrás cerrado la puerta de entrada.

-  Cómo voy a cerrar con llave  -  exclamó su ayudante  -  me ha pegado usted un gran susto y salí corriendo, sólo la he encajado en la ranura para poder entrar después.

-  ¡Vaya hombre!  -  respondió el bibliotecario  -  espero que no nos roben la nueva mercancía de libros.

-  Está usted un poco áspero conmigo  -  dijo muy triste Tomás  -  ¿qué le ha pasado esta noche? ¿Lo ha poseído algún espíritu?

El librero de préstamos se quedó mirando a Tomás con mucho miedo. Enseguida llegaron a la biblioteca que tenían. Entraron y su ayudante lo citó para esa misma tarde con el negociante de ventas a domicilio. Sería para las cinco y media, justo después del té con pastas que se tomaban los dos en la cafetería del centro de la ciudad. De improviso, sonó el fax y entró un misterioso folio color rojo sangre donde aparecía un mensaje con letra negra y muy tétrica.

-  A las cinco y media en punto, ni un minuto más ni uno menos  -  citaba así la nota escrita  -  llegaré con tu muerte, verás en su mirada todo su poder maligno. Hasta luego y ten cuidado con Tomás, me dio el número de tu fax privado...

(Continuará...)


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