La anciana Sra. Maxtin continuaba respirando muy despacio. No había señal tampoco en ninguno de los ordenadores que había en la biblioteca. Carlos John, el bibliotecario, recostó a la señora mayor en un pequeño sofá de dos cuartos situado en uno de los despachos internos.
Muerte seguía silbando su peculiar canción y Ramatán II recitó un conjuro dictado por su Dios adverso. Desde el cuerpo de Tomás, el ayudante, el Dios maligno le hablaba para maldecir a la ancianita.
- Matarla - ordenó Tomás Jiménez poseído totalmente - y llévala al carcelero de mis infiernos.
- A tus órdenes , mi amo - exclamó Muerte muy contenta mientras se adentraba volando en el cuerpo de la anciana.
- No todavía, Muerte - ordenó Ramatán II - sal inmediatamente de Martha Maxtin.
- ¿Eh? ¿Cómo? - se dio la vuelta Dios adverso - ¿Cómo osas rectificarme ex-carcelero?
- Se aproxima la diva del Bien, la diosa Senatta... - dijo Ramatán II arrodillándose ante su Dios.
Un fuerte trueno se volvió a oír y Muerte había cedido su peculiar silbido, continuaba estando en el cuerpo de la anciana. La Sra. Maxtin respiraba con mucha dificultad...
(Continuará...)