martes, 27 de diciembre de 2016

CONTINUACIÓN

En la biblioteca el propietario Carlos John Pérez seguía observando blanquecino totalmente. Diosa Senatta se llevó a todo su súbdito de divas y hadas y gritó mientras volaba hacia el techo:

-  ¡No quedará así, mal demonio!

-  No te preocupes Senatta  -  exclamó el Dios Ratt  -  como el dios de los muertos inocentes rescataré a los tres fallecidos que acabas de secuestrar para tus cárceles, Dios adverso. En cuando a la estrella de Damart robada...

De improviso, se oyó un gran estruendo, era Ratamán III el nuevo carcelero, primo II del ex-carcelero, ahora Alfonso de humano.

-  ¿De dónde vienen estos tres difuntos nuevos?  -  preguntó el carcelero nuevo  -  no tengo llaves ya.

-  ¿Por qué?  -  preguntó Dios adverso  -  ¿por qué no tienes llaves de las celdas? Hay muchas...

-  Son demasiados, mi amo  -  respondió Ramatán III  -  debo de guardar para las ánimas malas que bajan del purgatorio y para los nuevos difuntos negros.

-  Coge la estrella de Damart carcelero  y haz infinitas copias  -  ordenó el dios demonio y coge siete para las celdas. Ramatán II te citará un conjuro y Muerte te silbará sus sílabas.

-  Así lo haré, mi amo  -  volvió a responder Ramatán III.

-  No la pierdas, carcelerillo  -  exclamó Dios Adverso  -  o volverás a ir al calabozo como esclavo y tu Muerte hipnotiza a los dos dioses y todas sus divas y hadas para que no recuerden nada.

La comercial mujer, Muerte, empezó a silbar su tétrica y peculiar melodía, todos quedaron medio dormidos a excepción del Dios Ratt, se hizo el hipnotizado mientras robaba una de las biblias de edición nueva.

Otra tormenta llegó a toda la comarca y la pequeña ciudad quedó otra vez sin luz...

(Continuará...)


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