- No quedará así mal demonio - exclamó Dios Ratt tras conseguir callar a Muerte - la vida de la anciana a cambio de la vida de tu demonio, Antonia de humana.
- ¿Cómo osas chantajearme dios de los muertos inocentes? - preguntó Dios adverso
De improviso, se metió en el cuerpo del ayudante de la biblioteca Tomás. Cogió una biblia y leyó en voz alta el conjuro de la dedicatoria:
"Nuevo lector de mis divinas palabras, seré el dios y adverso...
de todos tus males serás libre, y mis poderes te poseerán,
de libre alma estarán mis ángeles y adversos,
mas entenderás mi don de mí en ti, nuevamente tus ojos leerán".
Su poder incrementó tres veces más y consiguió derribar a Dios Ratt. Diosa Senatta lo elevó con su mente y se fueron los dos a sus siete cielos para llegar a uno de los limbos.
- Recuerda Carlos John Pérez deberás de acudir todas las tardes a las 21:30 h al sitio marcado - le indicó Muerte completamente recuperada - deberás de acudir al lugar que te indique. Será siempre a las afueras, dentro del bosque. Éste es un GRPS. Sólo sigue sus instrucciones.
Muerte le volvió a mostrar el dispositivo GRPS que habían dejado hacía algunos días.
- También deberás vender las biblias con los conjuros. Te repondremos cada quince días - continuó Muerte - en ese periodo de tiempo todas las biblias tienen que estar vendidas.
- Es muy poco tiempo - recriminó el bibliotecario.
- Cállate humano - le gritó Ratamán II - si no están vendidas morirás tú y tu ayudante.
- Recuerda que debes de hacer un total de 666 clientes - continuó Muerte - ni uno más ni uno menos y que les tienes que leer el conjuro de cada biblia. La vieja fue el cliente número uno.
- Recuerda que debes de hacer un total de 666 clientes - continuó Muerte - ni uno más ni uno menos y que les tienes que leer el conjuro de cada biblia. La vieja fue el cliente número uno.
De repente otro gran estruendo se oyó, eran centellas y relámpagos. La cara de Carlos John quedó complementarte pálida. Una gran tormenta cayó y empezó a llover con gran fuerza. Se volvió a ir la luz en toda la comarca. Mientras, Muerte silbaba su peculiar y tétrica canción.
(Continuará...)