Capítulo 1
A finales del siglo XIX todavía existía aquel pueblecito situado en el oeste americano llamado Cotand Land. Sus peculiares habitantes llevaban una vida de lo más normal. Estaban rodeados por las montañas rocosas; de ellas salía un tenue riachuelo que les manaba agua . En el rocoso camino que distaba desde el riachuelo hasta el susodicho pueblecito existía un pequeño descampado donde los vaqueros descansaban tras una dura jornada a lomos de sus caballos.
Jhon Jarrison había llegado ya. Nadie se esperaba que llegase tan pronto a la ciudad, galopando a paso ligero se detuvo ante Harrison`s bar. Se bajó de su caballo con un golpe seco y ató las riendas al póster.
A su encuentro salió el joven sheriff con la placa en la mano, colocándosela en su chaleco preguntó:
- ¿Qué te trae por aquí tan temprano?
- ¡Oh! – exclamó Jhon – Nada grave, Tony, entremos a Harrison´s.
El local de Harrison era el más concurrido de la ciudad. En él se reunían todo el mundo para hablar de sus cosas, incluso las mujeres acostumbraban a pasarse de vez en cuando por el local. Jhon y Tony siempre iban ahí, de niños acostumbraban a ir a pedir dulces.
Jhon puso sus rudas y morenas manos sobre el mostrador y su compañero se puso a su lado.
- ¿Qué quereis tomar jóvenes? – preguntó Harrison.
- Dos güisquis dobles, por favor – dijo Tony poniéndole un vaso a su amigo - Bueno, ¿a qué tanto misterio?. Cuéntame qué te pasa.
Jhon se bebió de un solo trago su güisqui - ¿A mí?. A mí no me pasa nada. Lo único es que el cartero no va a pasar por Blech City hoy ...
- ¡Ah!, ¿y por qué?
- Pues me dijo George, - se apresuró Jhon - el banquero, que la diligencia se había descarrilado del camino.
En el rostro del sheriff se apreciaba un gesto de pánico - ¡Dios mío!
- No te preocupes, - continuó Jhon - no ha habido víctimas, así que he venido aquí antes de ir al rancho de Bob.
De improviso, alguien abrió bruscamente las puertas del local. Un joven con rasgos indios muy marcados en su rostro se adentraba con paso juvenil.
- ¡Eh Jim! - un hombre con los brazos fuertes se levantó de una de las mesas del fondo - ¿Te va una partida de pócker con Frank y conmigo?
- No gracias, Tom. No tengo plata.
Jim era indio y estaba muy orgulloso de serlo. Conocía a Jhon y a Tony desde que eran niños y trabaja con Jhon en el rancho aunque tenía uno propio. Se había quedado solo desde que murieron sus padres. Por eso, su fisonomía era muy notable. Sus anchos hombros habían tenido que aguantar mucho peso desde entonces. Él sólo había levantado su patrimonio con la fábrica de lonas y de jeans. Jhon y Tony eran socios y a cada uno le pertenecía una parte. Estaban muy unidos.
Jim movía la cabeza de un lado a otro y sus ojos seguían la trayectoria semicircular del local intentando divisarlos.
- ¡Eh Jim! Aquí, en la barra - gritó Tony agitando su mano.
Adentrándose con paso alegre y jovial se acercó a ellos.
- Hola - saludó Jim haciendo un cordial gesto con la mano.
- ¿Quieres algo de beber? - preguntó Harrison.
- Sí. Un güisqui doble, por favor.
- Que sean dos - añadió Jhon.
Tony permanecía inmóvil viendo como su amigo se tomaba su segundo güisqui de golpe.
- ¿Se puede saber qué te pasa? - preguntó éste.
- Nada - gruñó tomando la botella de coñac del mostrador.
Tony agarró su brazo. Los músculos denotaban una cierta tensión y rigidez. Se apresuró a dejar la botella y comenzó a hablar.
- Se trata de ... - se sirvió otro vaso y continuó - se trata de mi padre.
- ¿Tu padre? - exclamó Jim.
- Sí mi padre - su rostro reflejaba notablemente el pesar que tenía - Mi padre ha ...
En ese instante un jinete se adentraba a la ciudad galopando raudamente su caballo y disparando jocosamente un rifle....
(Continuará...)
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